sábado, 23 de enero de 2010

Mis objetos fetiche

Recién levantada de la siesta, la vagancia se ha apoderado de mí y ni siquiera voy a bajar a la tienda de debajo de casa a comprar el mágico producto que solucionaría el aspecto de mi cara esta noche: el corrector de ojeras que se me ha perdido por casa. No me canso de repetir la pregunta "sabes dónde está mi anti-ojeras?" pero Dios por alguna oscura razón desea ver mi cara hecha un cromo y no voy a ser yo quién le lleve la contraria. Por lo tanto si el señor todopoderoso quiere eso yo no me muevo de mi sofá para comprarlo.

Pues bien, ya me siento más liberada de haber tomado la decisión... no es tarea fácil hacer frente al consumismo y decir "basta! esta semana no me voy a acercar a ninguna tienda que no sea una frutería!" (es el único lugar considerada tienda donde una se encuentra a salvo). Yo tengo mis propias dietas yo-yo, intento no darme atracones de bolsos, botas, vestidos... pero no siempre funciona, va por rachas... De veras que intento practicar la austeridad, voy haciendo cruces en los días del calendario "hoy tampoco ha habido compra..." y cuando llevo 2 o 3 semanas... ahhhh mi nueva adquisición del mes me sienta de maravilla! Igual que las dos onzas de chocolate semanales que se pueden permitir en toda dieta.

Resulta que hoy os quería hablar de mis objetos fetiche. Todo el mundo tiene en su armario sus prendas super-preferidas o unas zapatillas con diversos agujeros que tu madre/madrastra/novio/marido/esposa/amante se empeña en amenazarte con echarlo a la basura cuando para ti es la mayor reliquia existente.

He aquí mis botines, las cuales fueron adquiridas por puro capricho. Fui a cambiar unas botas que me regalaron y me lleve las regaladas y estas. No me hubiera perdonado el dejar alguno de los dos pares en la tienda, menudo sacrilegio. Y todavía las adoro más desde que ayer las vi en "Glamour". No me negaréis que hace ilusión ver tu ropa en las revistas....
Estas tacitas vintage tienen un encanto especial. Son un rinconcito de casa de Ezcaray que mi madre ha decorado. Un buen día, cuando la adolescencia ha quedado atrás, vuelves a esa casa y dices: qué bonitos y bien puestos, si resulta que mi madre tiene muy buen gusto. Pues sí, la hortera eras tú y no tu madre. No hay más que ver las fotos de hace unos diez años...¿en serio que yo llevaba esas pintas????

Olentzero se ha portado de maravilla este año. Y aquí está la muestra: mi nuevo chaleco de pelo. Es lo más goxo que hayas imaginado jamás. Ah! las botas de la foto son las que mi voz interior no me dejo cambiarlas. Y la blusa también del olentzero.
Este maravillos castillito es increible. Al darle cuerda los trenecitos empiezan a dar vueltas mientras suena una agradable melodía. En casa no me dejan ponerlo. Me lo han escondido. Es más, me han amenazado con traer los Caballeros del Zodiaco a casa. Yo se que no pega mucho en ningún lado con esos colores chillones pero qué le voy a hacer si siento un gran amor por él. Pertenece a mi infancia y no lo puedo abandonar.
Para finalizar, el rincón de casa que más me gusta: mi piano+el vestidor.

3 comentarios:

ism dijo...

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!

laidis, azkenin Ezcarayko pianu zeutzako izen da? hurrengo zure etxa goiezanin kontzertu txikitxo bat, ezta?

Laida dijo...

baiiiiii! amak oparitu dit ta atzo hasi nintzen berriro klaseak hartzen! bale hurrengoan os recibiré con una bonita pieza.

Anónimo dijo...

En nombre de la comisión por la defensa de los derechos de los conejos, le advertimos que ese "chaleco" es altamente ofensivo. Tenga cuidado

Pdte. Bugs Bunny