El punk-rock ha cobrado protagonismo en mi día. Ya desde primera hora de la mañana me he plantado mi nueva camiseta de calavera (la verdad es que con americana negra y pantalón rosa dista mucho del macarrismo...lástima!!!). Hay algo de esa eterna estética que se me hace realmente apetecible, una estética que sobrevive a las personas, a las generaciones. Tipos duros con enormes tatuajes en los brazos donde escudarte al menor contratiempo. Chicas flacas que si les miras a las pupilas encuentras el abismo, con cara de indiferencia y khol un tanto corrido, melena lacia hasta la cintura y uñas oscuras. Esa manera de fumar que invita a imitarlo, poniendo cara de soberbio y haciendo O-s ininterrumpidamente... para terminar lanzamiento de pitillo con dedo gordo y corazón a un charco sucio.
El amigo Lenny sabe mucho de esto.
Hay días en los que uno debería poder elegir ser lo que quisiera. Hoy estrella de rock, mañana presidente del país (de otro país quiero decir). Y no hablo de la gratificante sensación de subirse a un escenario que describí el otro día. Me refiero a poder coger una guitarra eléctrica y después de marcarte un sólo de un minuto, destrozarla violentamente y con mucha ternura. Despedazar una guitarra con amor tiene que ser una experiencia maravillosa. A cambio, uno se tiene que conformar con hacer locuras tipo ir por la acera en bici o teñirse el pelo espontáneamente. Sí, a veces hay que jugar a ser malos...
Una de las imprescindibles a citar sería Taylor Momsen. Ella es el amor a lo oscuro y lo turbio. Como no podría ser de otra manera, compone de noche. De hecho, sería un tanto desconcertante que a Taylor le inspiraran las mañanas de domingo, dejemos ese momento para grupos como Pink Martini. Un hurra por las mujeres tenebrosas!! HIP HIP, HURRA!!!
2 comentarios:
Creo q estas en plena metamorfosis. Estás experimentando grandes cambios. Una cosa más, ¡¡¡¡Aupa Athletic!!!!
Tú si que estás experimentando grandes cambios, siempre te he oido gritar Patetic de Bilbao...
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