Has terminado con la placentera ducha en el vestuario en el polideportivo. Ahora toca lo duro... apagar el grifo y alcanzar rápidamente la toalla. Pero de pronto algo muy siniestro acapara tu cerebro, una idea verdaderamente maligna...
Película nº 1: TERROR EN EL VESTUARIO
Y si...¿me han robado toda mi ropa?
Primera escena: saliendo con la toalla al pasillo. Psssst pssstt, tú si, ven aquí. No hombre no, no me estoy insinuando!
Segunda escena: la protagonista derrama lágrimas de indignación en el mismo vestuario, con sonorosos gemidos, se tira al suelo y patalea hasta que alguien aparece y le presta un chandal colodiro de los noventa para ir a casa.
Cuidado! en ambas escenas hemos asumido demasiado! y si.... ¿tampoco hubiera toalla? Pero dejemos esta teleserie para la sobremesa de un domingo con resaca...
Un poco más tarde...tienes prisa y estás bajando corriendo y veloz las escaleras. Ves que se acerca gente guay/importante/molona/el o la que te gusta.
Película nº2: NO SIN MI DIGNINDAD.
Y si...¿ahora me caigo? no de culo sino de frente.... y rompiéndome ambas paletas. Incluso dislocándome ambos brazos y piernas. Quedándome como un muñeco sin pilas en el suelo, aguantándome las lágrimas para ser más guay que la gente guay/importante/molona/ el o la que te gusta...
No me quiero olvidar de un especimen que está muy lejos de extinguirse. El que va por la calle como si estuviera en un videoclip mientras su Ipod suena a todo volumen. Venga, no mintáis. ¿Nunca os ha pasado? nomelocreo.
Por cierto, WE HAVE IT: la entrada para Jon Bon Jovi. Ex-amor platónico de muchas amigas mías...
Para terminar, un tema no apto para los días más delicados del mes.
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