Tu cara somñolienta, con los ojitos y morritos hinchados, sin poder reaccionar, débil ante mis ataques físicos. Quejoso por mis ganas de besuquearte.
El dolor de una madre a la que le han arrebatado su hija, carne de su carne. Su rechazo a todo lo que le rodea. Sus ganas de que todo termine y todo el mundo muera.
Un ataque de risa en grupo. Con o sin sustancias ajenas.
Una mala noche de sueño con suficiente tiempo para que todos tus miedos florezcan. ¿Qué tiene la noche que las minucias se convierten en desesperanza?
Una noche de baile intenso. Preferiblemente en corro y con actuaciones solitarias en el centro. Siempre con suficiente espacio y con temas que nunca sonarían en tu Ipod, pero milagrosamente te conoces todas las líricas.
....la vida está llena de instantes. Todos pasan. El tiempo fluye aunque a veces nos gustase que se detuviera, aunque otras pensemos que la vida es un río espeso que se estanca entre piedras y musgo, o aunque fluya creamos que nunca saldremos de ese estado en el que algo nos oprime el pecho. Mira a tu alrededor... algún día ninguna de esas personas que ves existirá. Tú y yo moriremos, pero la vida seguirá brontando. Así pues, está claro... somos parte de algo más grande, algo que se escapa de nuestro razonamiento. Por eso, hemos de captar los instantes llenos de vida y dejar que discurran las pesadillas. Todo pasa.
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