domingo, 13 de diciembre de 2009

Definitivamente está aquí...


En estos momentos lo estoy asimilando. La ola de frío que ha llegado a Donosti me ha ayudado a darme cuenta, pero sobre todo ha sido el nuevo arbolito de navidad que hemos puesto en nuestra preciosa casita. Sí, la NAVIDAD ha tocado a nuestra puerta. Aunque en Eroski llevamos meses viendo el Suchard de turno, a cada cual le llega el día en el que por fin la siente dentro de sí.


La navidad, esa época del año que nos evoca tantas sensaciones y tan variopintas. Si le preguntas a mi amatxo, te dirá "cansancio" por tantas comilonas que organizar, si le preguntas a alguien que ha perdido a un ser querdio será "tristeza" por echarlo de menos en fechas tan familiares. Para un niño es "ilusión", aunque me temo que eso tiene mucho que ver por el regalazo que le va a aparecer debajo del árbol por arte de magia (y nunca mejor dicho...). Por supuesto a los no tan niños también les pasa. Uno que vive en mi casa, que ya está bien crecidito, no cesa de preguntar lo que le va a caer. Desde que empieza con el primer interrogatorio ya no hay marcha atrás, no vivo hasta que llega el día señalado. Algún año incluso ha rebuscado hasta en el rincón más insólito hasta encontrar lo suyo. Claro que yo me enteró días después de que la cara de emoción que puso fue fingida. En fin...


Sea lo que sea, el mundo entero siente algo diferente en navidad. Porque nuestro ingrediente principal es el sentimentalismo y por mucho que el racionalismo quiera ganarle la partida, pocas veces es vencedor.

No hay comentarios: