Ahora debría estar en la siguiente situación:
- Tumbada sobre una toalla con olor a limpio.
- Con el calorcito sobre mis mejillas.
- Con una asquerosa capa de crema protección 30. Un año más he decidido no quemarme. Y un año más será difícil conseguirlo, porque siempre se da el típico momento de "bah...total a estas horas ya no pega fuerte" o "ya tengo la piel curtida, ya no me quemo".
- Intentando buscar una postura para leer la Vogue. Así no, que se me cargan los brazos, de este modo la espalda... Hasta que me doy cuenta de que llevo dos horas agonizando y sin leer un maldito párrafo.
- Llenándome progresivamente de arena. No hay sesión de playa en la que manadas de arena no conquisten mi toalla, mi cuerpo y mi pelo. Normalmente elijen el instante post-crema para atacar.
-Dudando toda la tarde de si sería buena idea meterme al agua. En la balanza: la temperatura del agua (-), la maltida brisilla (-), lo a gusto que me voy a quedar después (+), lo bien que me lo voy a pasar chapoteando (+), lo saludable que es para mi piel (+). Después de obtener un resultado positivo, me desperezo y acto seguido me desespero. Había sobrevalorado mi valentía...vuelta a la toalla.
- Jugando al txintxon y apostandome el helado de la tarde. No soporto la chulería de mi contrincante cuando gana una partida, su sonrisa de satisfacción hierbe mi sangre. Si pierdo no voy a cumplir mi palabra, que le den.
¡Pero no! Hoy Euskalmet no ha acertado del todo y una vez más Donosti se llena de nubes. ¡Basta ya joder!
Me animaré bailando como si estuviera delante de un montón de público....
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